Estamos a punto.. ya no queda nada para que termine este año que nos ha puesto a prueba a todos.
El sentimiento generalizado es: que ganas de que se acabe ya! con la ilusión de que el nuevo año que comienza nos traiga otras energías y quede atrás como una horrible pesadilla todo lo vivido en este año que termina.
Pero no tenemos certeza alguna de cómo será. Siempre que llegan estas fechas el optimismo reboza, todo el mundo hace planes y tenemos la ilusión a tope porque estrenamos año. No somos conscientes de que el cambio debe venir de dentro, que si nuestra mente y emoción no cambia, el año que inicia seguirá siendo como el que dejamos atrás.
Este año que termina ha sido diferente. Con experiencias duras, unas más que otras. Se ha puesto a prueba nuestra resistencia, nuestra paciencia, nuestra integridad, nuestra compasión, nuestra espiritualidad y por supuesto nuestra salud. Ha sido algo nunca visto y como tal ha dejado huellas imborrables en cada uno de nosotros.
Estas huellas, algunas muy dolorosas. Otras nos han mostrado parte de nosotros que no habíamos descubierto y nos ha ayudado a acercarnos a nosotros mismos, a conocernos mejor. En todos los casos hemos contado pérdidas de seres queridos ya sea porque se han ido a otro plano o porque simplemente han dejado de estar en nuestro círculo al descubrir diferencias entre nosotros que antes no habíamos podido ver.
Lo importante de todo es no perder el aprendizaje. Preguntarnos que nos ha dejado este año, que hemos aprendido, cuanto hemos cambiado. Es una importante reflexión como punto de partida para el nuevo que comienza, porque nos ayudará a ser conscientes de esas lecciones y ayudar a que no se repitan. Eso nos traerá la madurez y la conciencia del punto en que nos encontramos en nuestra vida y de nuestro propio crecimiento.
La realidad es que si queremos que el año que empieza sea diferente, debemos tomarnos las cosas en serio. Y no hablo de la situación que se vive fuera, sino de la que vivimos en nuestro interior, porque mis queridos amigos, esa es la única arma que tenemos para poder llevar bien lo que sucede fuera, independientemente de que sea un virus, una crisis económica, una invasión alienígena o la tercera guerra mundial.
Ese ha sido, a mi modo de ver, uno de los aprendizajes más importantes de este año. La importancia de estar en nosotros mismos. De tener tiempo para preguntarnos cómo estoy y si me gusta mi vida como la estoy viviendo hasta ahora. Puede que las respuestas a estas preguntas no nos gusten y nos revuelvan mucho por dentro, lo cual será una muy buena señal de que vamos en la dirección correcta.
Pasado ese vértigo inicial veremos con claridad el horizonte, porque entonces tendremos claro los cambios que tenemos que hacer y que nos llevarán a la vida que queremos. Entonces podremos celebrar la llegada del nuevo año con alegría y optimismo, sabiendo que ese nuevo inicio nos llevará realmente al lugar en el que queremos estar, a la vida que queremos vivir, en resumen a nuestra felicidad.
Es una oportunidad fascinante. Y créeme si te digo que la emoción del vértigo de una nueva vida es maravillosa si sabes que esos cambios te harán feliz. No importa lo que suceda fuera, porque si la casa está sobre fuertes cimientos el viento puede soplar todo lo fuerte que quiera, porque seguirá siempre en pie. De ahí la importancia de conectar con tu interior y sentirte fuerte por dentro, teniendo claro lo que quieres en tu vida, conociéndote y aceptándote como eres, con luces y sombras, virtudes y defectos, sin olvidar nunca que eres un ser espiritual, que tu camino es el amor y que ese amor debe empezar por ti mismo porque después de todo eres la única persona que estará contigo el resto de tu vida.
Espero aceptes este interesante reto con mucho entusiasmo y alegría. Que puedas cosechar los triunfos que te mereces y que tengas un muy feliz año nuevo. Un año en el que puedas conectar contigo mismo, vivir como realmente deseas y que tus sueños se conviertan en realidades.
Om Mani Padme Hum
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