"Reiki es un regalo de amor incondicional"
Mi primer encuentro con Reiki fue hace más de 20 años. Aún recuerdo a mi amigo J. sentado frente a mi mesa en el trabajo diciéndome "tienes que conocer Reiki" y le pregunté que era eso; me dijo que era muy difícil de explicar y que era mejor probarlo para entenderlo. Como tenía dentro el gusanillo del crecimiento espiritual y total confianza en mi amigo no dudé en apuntarme al curso para conocer que era Reiki.
Era la época en que aún no se usaban los prolíficos manuales que tenemos hoy en día y creo que aún muy pocos libros editados sobre el tema. En el curso te entregaban unas pocas hojas con los principios de Reiki y las posiciones de las manos en los tratamientos. Los símbolos eran secretos, así que debías aprenderlos de memoria en el curso y no mostrarlos a nadie que no estuviera iniciado.
Al empezar el curso y escuchar a la maestra hablar sobre sus experiencias y como había conocido Reiki pensaba en mis adentros "que cosas más locas cuenta esta mujer" y en mi interior me cuestionaba buena parte de sus relatos y experiencias.
Fué en el momento de la iniciación cuando todo cambió y desaparecieron todas mis dudas, porque al sentir la energía moviéndose en mi cuerpo y cómo se activaba en mis manos supe entonces que Reiki era muy real y muy potente.
Desde entonces Reiki siempre ha formado parte de mi vida, en unas épocas de forma más activa que otras pero nunca me ha abandonado. Vinieron otros cursos y terapias, muchas experiencias y conocimiento, pero nunca lograron apartar el Reiki de mi vida, al contrario me ayudaron a entender mucho más cómo funciona la energía y a ampliar mi trabajo energético.
Aún hoy, con el camino recorrido, considero Reiki una de las mejores herramientas para iniciar y consolidar el trabajo espiritual. Te da un marco ético y de crecimiento personal con los principios de Reiki y te enseña a cuidar de tu equilibrio energético y físico a través de sus tratamientos y diferentes técnicas. Hoy por hoy, tenemos un boom de terapias alternativas y diferentes técnicas para trabajar la energía, ninguna mejor ni peor, todas te pueden ayudar. Pero creo que si tenemos como base el Reiki, cualquier otra terapia se potencia, así como el trabajo personal sobre nosotros mismos para crecer espiritualmente y subir nuestra vibración.
Practicar Reiki no significan que desaparezcan los problemas de un momento a otro, pero sí que tendrás muchas más herramientas para afrontarlos y que cuando lleguen los puedas ver desde otra perspectiva, no tan grandes y preocupantes como los podrías ver antes de Reiki.
Puedes confiar en que al iniciarte de Reiki la vida tendrá otro color, incluso en las épocas más duras. Cuando las noches oscuras han llegado a mi vida (que también las he tenido como todos), la compañía del Reiki ha sido inestimable y un gran alivio, dándome fuerza para superar los inconvenientes y situaciones difíciles que me ha tocado vivir.
He tenido otras iniciaciones en los diferentes niveles hasta llegar a la maestría. Pero lo importante no creo que sea realizar los cursos y coleccionar diplomas. La verdadera maestría es cuando logras interiorizar Reiki e incorporar a tu vida cotidiana la filosofía Reiki y el trabajo con la energía hasta que un día puedas sentir "Yo soy Reiki" en todas las fibras de tu ser.
Esta no es una labor de un día, se requiere práctica diaria y mucha constancia, porque las distracciones del mundo son muchas. Pero aunque lleguen momentos de distracción, Reiki te ayudará a poder estar alerta y recuperrar de nuevo el camino del Satori o búsqueda de la iluminación de la que hablaban los grandes maestros.
Para mí, este camino no es llegar a convertirte en un gurú ni nada de eso. Es lograr tanta luz en tu interior que puedas conocer al verdadero maestro dentro de tí y de esta forma iluminar un poco la vida de quienes te rodean, simplemente dejando que esa luz de tu interior salga e ilumine tu vida. Desde la sencillez, el amor y el trabajo personal constante. Reconociendo que el verdadero maestro está en nuestro interior y también dentro del corazón de cada uno de los que te rodean.
Om Mani Padme Hum
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